sábado, 21 de enero de 2012

2012 AÑO DE COMIUNICACIÓN CON DIOS


L A     O R A C I Ó N
 
La oración es uno de los regalos más importante que Dios nos ha dado, es la posibilidad de comunicarnos con nuestro Creador, y Él anhela ese momento de poder hablar a nuestro corazón.
Dios nos habla constantemente de diferentes maneras, principalmente a través de la oración. Por medio de la oración, tenemos una comunicación con Él, por esto es importante estar alerta y poner atención a lo que el nos quiere decir por medio de ella.  Él nos creo y nos conoce a la perfección a cada uno de nosotros. Al tratar de hablar con nuestro creador primeramente nos va  ayudar a conocernos a nosotros mismos, a poner en orden nuestras vidas, a saber que hemos hecho, que es lo que estamos haciendo, que es lo que realmente necesitamos para llegar a donde queremos llegar. Cuando ya empezamos a poner en práctica esta acción, te darás cuenta que gradualmente todo empezará a ir mejor en todos los aspectos. Dios está en cada uno de nosotros, somos parte de Él, somos escencia de Él., cada uno de nosotros somos escencia de Diops, la mejor manera de estar bien y más cerca de Él es estando cerca de nosotros mismos y en comunicación con nuestros actos.
P A R T E S    D E    L A    O R A C I Ó N

“Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. De cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará. Y al orar, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que serán oídos por su palabrería.


Orar es ... Hablar con Dios, y ... para hablar con Dios es necesario que creas que Él es y que está para galardonar a los que le buscan. En otras palabras ... Tienes que tener Fe en el Dios de amor.  
"Sin fe es imposible agradar a Dios ..." (Hebreos 11:6)

Cuando oramos afirmamos nuestra fe, confirmamos lo que somos en Cristo, reconocemos nuestra debilidad, dependencia y necesidad de Él y fortalecemos los lazos de amistad con nuestro amado Salvador. Los resultados de ese encuentro: una paz que sobrepasa todo entendimiento y una gratitud inmensa hacia nuestro Padre celestial por su gran e inefable amor.